La extraña habitante
No reconoce en su mirada
El goce contradictorio
En un sendero ya descubierto.
Ella en su ingenuidad,
Establece la vida como corresponde,
Pero es él quien busca lo perdido
Y antes de encontrarlo ella cruza un paso.
Sin temor el siente miedo,
Porque aun le queda una hoja
En un libro de contradicciones,
Que por sanidad, debe cambiar el capitulo.
¿Qué soñara ahora?
Un pensamiento se enamora,
Sin querer, de una reflexión
Que jamás va a ser reconocida.
Me elevo frente a ti,
Y me desgarro frente a tus ojos,
Es la contradicción simple
Que me divide tierna y complejamente.